lunes, 18 de enero de 2016

Racionalmente inexistente pero vitalmente deseable

Machado ya supo verte así; quiso igualarse a Unamuno en su faceta más existencialista cuando intentó hablar de ti pero no supo ponerte nombre; habló de un Dios tan inexistente racionalmente pero tan vitalmente deseable...

Juan Ramón Jiménez dijo que la poesía sólo podía responder a tres impulsos; sed de belleza, ansia de conocimiento y anhelo de eternidad. Qué jodido genio. Qué bien supo describirte sin saber de ti,
hermético e inefable. Eternamente inmortal. Irremediablemente tuyo.

Y yo mientras tanto tropiezo cien veces con la misma jodida piedra.
Joder.
Que alguien me salve para siempre de esta mierda y tu veneno; que Vetusta amortigua la caída y el dolor cuando estos poetas me abren las heridas que ya creía curadas, pero todavía no ha sabido enseñarme a aterrizar...